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¿Quién soy?

Mi nombre es Mariana Elías y hasta hace poco debo aceptar que jamás me imaginé haciendo esto, pero en fin, ya estoy aquí.

Entre muchas otras cosas soy esposa y mamá de dos hermosos pequeños. Una niña de 2 años y medio y un bebé de casi 1 añito.

Para ser honestos, ellos son la razón por la que estoy haciendo esto ahora.

Soy Licenciada en Educación Preescolar y tengo la maestría en Ciencias de la Familia para la consultoría y una especialidad en Ludoterapia infantil; Cuando mi hija nació dejé de trabajar para estar con ella los primeros años, y ahora que el bebé es un poco mas grande, sentí que era tiempo de poco a poco y sin presiones, comenzar a retomar el camino a lo laboral… Eso si, con la condición a mi misma de que yo organizaría mis propios tiempos y horarios para poder pasar el tiempo necesario con ellos.

Entre varios estudios, diplomados, etapas de crisis, mi maternidad y mucha búsqueda, logré especializarme en algo que descubrí con mi segundo bebé y me gustaría poder transmitirles: El BABY SIGNING

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Lenguaje de señas: Un camino a la inclusión.

La palabra “inclusión” es la acción y efecto de incluír. Incluír en este sentido va mucho más alla de la simple integración, es la respuesta que la sociedad o un determinado grupo, institución o empresa da ante la diversidad. Y para lograrla, se tiene que modificar el “sistema” regular y responder ante las nuevas necesidades y demandas presentadas.

La inclusión es un tema extenso, pero sencillo. La inclusión ya no ve a la diversidad como un problema, sino como una oportunidad para el crecimiento y enriquecimiento de la sociedad.

Ahora, quiero aclarar que la inclusión no es solamente estar y convivir con alguien diferente por un rato, si no que hay que adaptar el medio en que nos movemos para generar iguales oportunidades, exigir mismos derechos y fomentar el respeto a las diferencias.

Por ejemplo, una escuela no es inclusiva solamente por el hecho de aceptar dentro de su institución a un niño sordo; Lo que realmente la volvería inclusiva sería que la enseñanza de la lengua de señas no comience por la necesidad del sordo de ser comprendido por el oyente, sino por la necesidad del oyente (incluso del profesor) de comprender al sordo y poder apoyarlo y resolver sus dudas de manera eficiente.

En el caso específico del sordo, la manera más sencilla de ser inclusivo es definitivamente mediante la enseñanza-aprendizaje de la lengua de señas.

En México existe un problema serio en el sistema educativo desde hace décadas. 

Las escuelas públicas regulares tienen falta de calidad, fallas en intalaciones, poco presupuesto para material y mobiliario, poco personal comprometido y capacitado, etc.

Imaginen ahora ¿Cual será la situación de las instituciones públicas que se dedican a la educación y seguimiento de los niños con capacidades especiales?.

Se sabe que la integración de alumnos con necesidades especiales es muy complicada en escuelas regulares, sin embargo, hay un sector específico al que podríamos beneficiar exponencialmente sin demasiado esfuerzo: la comunidad no oyente por medio de la enseñanza-aprendizaje de la lengua de señas; sin mencionar los beneficios que esto también tendría hacia la comunidad regular de alumnos.

En México, en Mayo del 2005, la Lengua de Señas Mexicana “LSM” ya se consideró como un idioma; Aún así hay un gran desconocimiento de este y a llevado a que el sordo deba aprender a comunicarse por sí mismo en un medio que no le comprende. Pero el problema mayor no es solo el desconocimiento de este idioma en general, sino mas bien, la falta de reconocimiento oficial en diversas empresas, instituciones de servicio y sobretodo por parte de los educadores, psicólogos, maestros en educación regular, de comunicación y de apoyo, e incluso padres de familia los cuales tienen un papel indispensable para el seguimiento y crecimiento de las personas con discapacidad auditiva. Cada uno de estos juegan un rol importantisimo dentro de la educación.

Los niños sordos de padres sordos que aprenden lengua de señas desde que nacen, suelen desenvolverse mucho mejor tanto social como emocionalmente que aquellos niños cuyos padres oyentes se niegan a aceptar la sordera de su hijo e insisten en la posibilidad de que hablen o vuelvan a escuchar.

Uno de los desafíos más complicados que enfrentan los niños sordos es que el 90% de ellos nacen en familias oyentes que no comprenden sus necesidades lingüísticas. En un estudio que se realizó en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en el 2017se encontró que el 80% de los padres oyentes no utilizan la LSM como lo hacen los padres sordos, lo cual no permite que exista un adecuado apoyo de comunicación para con sus hijos y dificultando la interacción comunicativa a nivel familiar.

Stokoe (1960), estableció la lengua de señas como poseedora de todas las características de cualquier lenguaje humano. La lengua de señas posee su propia gramática, es rica en estructuración lingüística como cualquier otra lengua y posee todos los elementos que contiene un idioma (fonológico, semántico, sintáctico pragmático).

Con todo y esto, son muy pocas las personas sordas que logran aprender a leer y escribir en nuestro país a pesar de encontrarse escolarizados e integrados en escuelas de educación regular o de educación especial. Estas personas tienen una gran dificultad para comprender textos escritos debido a la ausencia de un sistema lingüístico y es consecuencia de la poca difusión del lenguaje de señas y la insuficiente respuesta educativa adecuada a las necesidades concretas de estas personas (Domínguez, 2004; Gutiérrez, 2004). 

Al menos en México, se puede decir que las personas con discapacidad auditiva necesitan ser forsozamente bilingües para poder ser productivos en el día a día dentro de la sociedad regular. 

Por bilingüismo entendemos que la lengua de señas es su lengua materna, la cual se debería adquirir de maneral antural y espontánea (aunque desgraciadamente no siempre es así) y posteriormente se aprende el español escrito, en el caso de nuestro país, como segunda lengua de manera formal. Hay que destacar que el conocimiento de la primera lengua es casi indispensable para el aprendizaje de la segunda; Por tanto la adquisición de la lengua de señas a una edad temprana, es de suma importancia para el desarrollo cognitivo y para que se dé el proceso de la lectura y escritura. 

Es entonces un modelo bilingüe de educación lo que estamos buscando.

El Instituto Nacional para Sordos (INSOR) de Bogotá, Colombia, describe el método bilingüe para sordos como una estructura de naturaleza socio-comunicativa que define un conjunto de principios, condiciones y estrategias para propiciarle al niño la adquisición temprana de una lengua natural. (Ramírez, 1995). 

Claros (2004) señala la importancia de incorporar la lengua de señas en los salones de clases, la participación de alumnos sordos como grupo minoritario en las escuelas regulares, hacer uso activo del primer idioma para ayudar a que los estudiantes generen su propio conocimiento y aprendizaje y por último, los educadores deben conocer el lenguaje de las señas y siempre defender y apoyar a los estudiantes. 

Freeman y Freeman, el Dr. Joseph García, entre otros autores e investigadores importantes, sostienen que los niños sordos tienen la capacidad de adquirir su primer idioma antes que los niños oyentes ya que ellos pueden manipular sus manitas y no tienen que esperar hasta que su aparato fónico madure. Por lo tanto, es lógico que si un niño sordo puede adquirir el lenguaje de señas a tan corta edad, también lo puede hacer uno oyente.

A pesar de que el modelo bilingüe antes mencionado ha crecido poco a poco en nuestro país, aún no ha sido aceptado e implementado institucionalmente ya que no se ha podido dar una inclusión educativa en todos los aspectos: laboral, social, cultural y educativa tomando en cuenta las necesidades y características de la comunidad no oyente.

En México son contadas las escuelas oficiales y particulares que atienden a niños sordos en las que utilizan la lengua de señas mexicana y son mucho menos las que intenten llevar un modelo educativo bilingüe. 

¿Será posible que dando a conocer los beneficios que tiene enseñar la lengua de señas a niños regulares, se logre realmente implementar y así abrir poco a poco las puertas a la comunidad no oyente?

Hay muchísimas teorías que han surgido en relación a la enseñanza de lenguas en edades iniciales. Enseñar a temprana edad es un área de oportunidad interminable, donde los intercambios ayudan a la consolidación de aprendizajes y profundizan contactos sociales.

Introducir a manera de juego cualquier idioma enriquece el aprendizaje aportando dinamismo y creatividad a todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Tenemos la posibilidad de unir lo cognitivo, lo afectivo, el aspecto psico-físico y el medio en el que el niño está inmerso y combinarlos en una sola acción. 

Formar parte de este tipo de enseñanza es incrementar la posibilidad de aprender a resolver desafíos por nosotros mismos, con independencia y responsabilidad. Es una posibilidad más para descubrir el conocimiento de un modo ágil y espontáneo y ser protagonista en la construcción del mismo. Es dar la oportunidad de empatizar con otros a pesar de nuestras diferencias. Esto genera confianza y desarrolla el potencial de quien dirige y de quien aprende. 

Beneficios para alumnos e instituciones:

1. Al enseñar comunicación gestual a los niños podemos reflexionar sobre el hecho de que hay personas con necesidades especiales que utilizan la lengua de signos para comunicarse, y por tanto, les estamos trasmitiendo valores de respeto e integración.

2. En la comunidad de niños oyentes, las señas nos ayudan a:

*Fomentar el bilingüismo y favorecer la adquisición del lenguaje oral.

*Mejorar los niveles de concentración

*Ayudar al desarrollo de inteligencias múltiples

3. Los signos fomentan el aprendizaje kinestésico, pues se procesa información asociándola a nuestro cuerpo con movimientos y sensaciones, estimulando a la vez los aprendizajes auditivo y visual. Es una experiencia directa por parte del niño y un aprendizaje profundo que, además, ayudará mucho más allá de la aparición del habla. 

4. En edades muy tempranas, el lenguaje de señas ofrece una herramienta de comunicación que favorece el vínculo entre educadores-padres y los niños, haciendo que éstos se frustren mucho menos y estén más relajados y felices en general porque son capaces de expresar sus necesidades sin tener que recurrir al llanto. 

5. La lengua de señas durante el preescolar y primaria debe darse de manera divertida. Comenzando con lo básico para satisfacer necesidades primarias y poco a poco ir aumentando la complejidad. Siempre como un juego de modo que de manera espontánea se de el acto de inclusión.

6. Fomenta el bilingüismo pues es la representación del concepto a través de sus manos, lo cual sirve de traductor simultáneo a otras lenguas. 

Al pronunciar la palabra en más de un idioma con la misma seña constantemente, el niño comenzará a relacionar que ambas palabras significan lo mismo puesto que el gesto es igual.

7. Ayuda al proceso de la lectoescritura, ya que al enseñar a los niños el alfabeto pueden “sentir” cada letra e identificarla con sus fonemas. Además, a través de los gestos se trabaja la motricidad fina y la geografía corporal, para entender arriba y abajo y diferenciar las letras: b, p, d y g.

A manera de conclusión puedo decir que desgraciadamente, en México no hay aún sensibilización suficiente por parte de los oyentes hacia la cultura sorda. Nos toca entonces a los profesionistas, padres de familia, maestros y conocedores del tema promover y difundir su lenguaje dando a conocer los beneficios que tendríamos con esto no solo al ser incluyentes e inclusivos, sino también en lo personal. Es necesario a su vez, que en la medida de lo posible se pida a las autoridades que desarrollen programas educativos mas adecuados para los alumnos sordos y que quizá nos llevarían al éxito de su proceso de enseñanza y aprendizaje.

No se puede estar preparado para todo, sin embargo, si podemos hacer una pequeña diferencia ante las personas con sordera; aprender y enseñar el lenguaje gestual es maravilloso y siempre es una buena oportunidad porque en realidad, hay más sordos de los que crees y tiene mas ventajas de las que te imaginas.

Aprender la lengua de señas nunca está de más. No sabemos cuándo, por qué, ni para quién podríamos llegar a necesitarla, y al final, no perdemos nada y podemos ganar mucho.